ISBN 0-944788-39-4
Entre las predicciones encontradas en el Antiguo Testamento, aquellas
concernientes al mesías prometido de Israel son especialmente
importantes. El Mesías, de acuerdo con la Biblia,
vendrá algún día y rescatará a su pueblo de
sus opresores. Él traerá una edad de oro. Israel se
convertirá en la nación principal y Jerusalén en
la capital del mundo. La humanidad será gobernada con
justicia, y la opresión cesará. Todos
vivirán seguros en su propiedad y disfrutarán los frutos
de sus propias labores.
A pesar de la naturaleza atractiva de estas profecías, las
reacciones a ellas han sido variadas. De acuerdo con los
cristianos, el mesías ya vino, aunque no inaugurará esta
edad de oro hasta que regrese; él es Jesús de Nazaret. De
acuerdo con los judíos ortodoxos, el mesías aún no
ha venido; pero lo hará, pero él de ninguna manera es
Jesús. De acuerdo con personas más seculares – ya
sea no religiosas o religiosas liberales -- el Mesías fue
meramente una esperanza vana de los escritores bíblicos
antiguos; esa tal figura no aparecerá jamás, aunque
podemos esperar ocasionalmente grandes líderes mundiales.
¿Quién está en lo correcto? ¿Es que
la evidencia del texto bíblico y la historia humana tiene algo
que decir acerca de este asunto? Nosotros sugerimos que lo hace;
que la evidencia es sustancial; y que apoya dos proposiciones:
(1) Si el mesías ha venido, él es Jesús de
Nazaret; y (2) el mesías ha venido. Veamos.
SI
EL MESIAS HA VENIDO, ÉL ES JESÚS
Hay una serie de características en el Antiguo Testamento acerca
del mesías que calzan muy bien con la forma en que Jesús
de Nazaret es representado en el Nuevo Testamento. Él iba
a ser una luz a los gentiles, nacido pero a la vez pre-existente,
humilde pero exaltado, sufriendo y a la vez reinando, rey y
también sacerdote.
Una
Luz a los Gentiles
Empecemos con una línea de evidencia tan obvia que muchos pasan
por alto. Yo me refiero a dos pasajes predictivos en
Isaías, éstos son 42:6-7 y 49:5-6. En el primero,
Dios dice a Su siervo el Mesías:
1
Te pondré como pacto para el pueblo [Israel], como una luz
a las naciones, para abrir los ojos ciegos, para que saques a los
prisioneros del calabozo, y a los que moran en la oscuridad de la
prisión.
Aquí vemos que el mesías prometido no solo tendrá
un ministerio a su pueblo Israel, sino que él también
alumbrará a las naciones, rescatándolas de la oscuridad y
el cautiverio.
En el segundo pasaje, nosotros vemos que este siervo no es una
personificación de la nación de Israel, como algunos han
sugerido, sino que se distingue de Israel por ser fundamental para
traer a la misma Israel de regreso a Dios:
2
Y ahora, dice EL SEÑOR, el que Me formó desde el vientre
para ser su Siervo, para traer a Jacob de regreso a él, para que
Israel pudiera ser reunida a Él… Él dice: “Poca cosa es
para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de
Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te
haré a Ti una luz a las naciones, para que Mi salvación
pueda llegar hasta los confines de la tierra.”
¡Esto es exactamente lo que Jesús de Nazaret ha
hecho! Ninguna otra persona que haya afirmado ser el
mesías judío ha llegado ni cerca de lograr esto.
Antes del siglo primero D.C., sólo los judíos y unos
pocos filósofos griegos eran creyentes en un solo Dios.
Sólo un pequeño porcentaje de la población mundial
había leído alguna vez la Biblia. La mayoría
adoraba un comité conjunto de dioses, quienes establecían
ejemplos bastantes pobres para sus seguidores; siendo el nivel moral
resultante comprensiblemente bajo.
Pero hoy aquellos que creen en un solo Dios incluyen no sólo a
los judíos (14.2 millones en 1980), sino también a los
cristianos predominantemente gentiles (1.4 billones). Nosotros
también podríamos incluir a los musulmanes (723
millones), puesto que el surgimiento del Islam fue al menos un
resultado indirecto del cristianismo. Por lo tanto, cerca de la
mitad de la población mundial ahora confiesa lealtad al Dios de
Abraham, la mayoría de éstos como resultado de la obra de
Jesús.
3
Aún dejando de lado el Islam, cerca de un tercio de la gente de
la tierra acepta a Jesús como mesías. Éstos
se encuentran en todos los continentes y en casi todo país:
tanto en las naciones más desarrolladas (790 millones)
como en las menos desarrolladas (643 millones); en las naciones
occidentales (547 millones), el Tercer Mundo (632 millones), e incluso
en países comunistas (254 millones).
4
¡Verdaderamente Jesús de Nazaret se ha convertido en
una luz a los gentiles, conforme las noticias de él se han
propagado por todo el mundo y ha traído iluminación
espiritual y liberación de la esclavitud del pecado a
muchos millones a lo largo de los últimos dos mil años!
Jesús es el único pretendiente mesiánico
hasta el momento que ha establecido una religión mundial.
Él es además el único cuyas pretensiones resuelven
una serie de paradojas desconcertantes en las profecías
mesiánicas del Antiguo Testamento.
Nacido
y a la vez Pre-existente
De acuerdo con el profeta Miqueas, el mesías contará
Belén como su ciudad natal aunque él ha existido durante
siglos:
5
Pero tú, Belén Éfrata, aunque tú eres
pequeña entre los clanes de Judá, de ti me saldrá
uno que será gobernante sobre Israel, cuyos orígenes son
desde la edad, desde tiempos antiguos.
El término traducido “orígenes” aquí es
literalmente “salidas,” el cual también puede ser
traducido “actividades”; es usualmente utilizado para representar la
Guerra de los reyes. La frase “desde tiempos antiguos”
puede ser usada ya sea de un lapso de tiempo finito o infinito.
Un panorama similar ofrece el profeta Isaías, quien dice:
6
Porque nos ha nacido un niño, un hijo nos es dado, y el gobierno
estará sobre sus hombros. Y él será llamado
Consejero Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
El incremento de su gobierno y la paz no tendrán fin.
Él reinará en el trono de David y sobre su reino,
estableciéndolo y sustentándolo con justicia y rectitud
desde ese tiempo y para siempre. El celo del SEÑOR
Todopoderoso hará esto.
Que éste es el mesías es obvio por la referencia a
su reinado mundial eterno. Que él nace se declara
explícitamente, sin embargo se le dan los títulos “Padre
Eterno” y “Dios Fuerte,” que apuntan a su pre-existencia y
deidad. Tanto los religiosos liberales como los judíos
intentan minimizar estos títulos con el fin de evitar esta
conclusión.
7 Sin embargo la
evidencia textual favorece esta paradoja, y ésta es explicada
claramente en la descripción de Jesús del Nuevo
Testamento: uno quien es Dios eterno y quien al mismo tiempo se
convirtió en un ser humano con el fin de pagar por los pecados
de aquellos que confíen en él.
Humilde
pero Exaltado
La forma de la venida del mesías ha sido un rompecabezas para
los intérpretes del Antiguo Testamento aún antes del
tiempo de Jesús. En la profecía de Daniel
él es representado como viniendo con gran gloria:
8
En mi visión de la noche miré, y ahí ante mi
había uno como un hijo de hombre, viniendo con las nubes del
cielo. Él se acercó al Anciano de Días y fue
guiado a su presencia. A Él le fue dada autoridad, gloria
y poder soberano; todos los pueblos, naciones y hombres de todas las
lenguas lo adoraron. Su dominio es un dominio eterno que no
pasará, y su reino es uno que nunca será destruido.
Note nuevamente, como en la cita antes de ésta, que esta persona
va a reinar sobre un reino eterno, reino universal. Además
él vendrá con las nubes del cielo.
En contraste, la venida del mesías como la representa el
profeta Zacarías es bien modesta:
9
¡Regocíjate, O Hija de Sión! ¡Grita, Hija de
Jerusalén! Mira, tu rey viene a ti, recto y trayendo
salvación, gentil y montado en un burro, un pollino, hijo de
asna.
El pasaje pasa a explicar cómo traerá paz a Israel
y a las naciones y cómo gobernará de “mar a mar, y del
Río a los confines de la tierra.”
Sin embargo, éste viene en un burro, una forma muy humilde de
transporte, por lo menos desde la época en que los caballos se
han domesticado para montarse.
Las explicaciones judías han intentado hacer más
espectacular la venida de Zacarías (¡apelando a un burro
milagroso!),
10 o han afirmado que las
venidas de Daniel y Zacarías son simplemente posibilidades
alternativas.
11 Ninguna de
éstas tiene sustento en el texto bíblico. En
contraste, el punto de vista del Nuevo Testamento, donde Jesús
viene primero humildemente y luego regresa exaltado, calza muy bien con
ambos. Incluso explica cómo el mesías pudo venir tanto
como un niño y como un adulto, como parece darse a entender en
los pasajes que ya hemos visto.
Sufriendo
y a la vez Reinando
Varios pasajes del Antiguo Testamento retratan a uno que va a sufrir y
cuyo sufrimiento y liberación por Dios se convierten en noticias
a nivel mundial.
12 Algunos
intérpretes judíos en los primeros siglos del
cristianismo buscaron explicar estos pasajes por medio de un segunda
figura mesiánica, el así llamado mesías
ben-José.
13 Esta figura fue
postulada para ser un general; él reuniría las fuerzas de
Israel, pelearía con los malvados ejércitos gentiles de
Gog y Magog en la batalla de los últimos tiempos, pero
sería asesinado por ellos antes de la venida del
rey-mesías, llamado mesías ben-David.
Sin embargo, esta figura sufriente representada en el Antiguo
Testamento es aparentemente traspasada por Israel en lugar de por los
gentiles.
14 Y aunque la venida
humilde de Zac. 9:9 sería asignada más razonablemente a
él, él no es un rey como es requerido por
Zacarías. Además, el pasaje principal del
sufrimiento en el Antiguo Testamento, Isa. 52:13-53:12, es el
clímax de los así llamados pasajes del Siervo, dos de los
cuales analizamos anteriormente (Isa. 42:6 y 49:6). Éstos
describen a uno quien va a ser una “luz a los gentiles” -- ¡no
exactamente un término apropiado para alguien cuya mayor
actividad hacia los gentiles es luchar contra ellos!
En efecto, Isa. 52:13-53:12 calza bellamente con el retrato del Nuevo
Testamento de Jesús: “despreciado y rechazado” en su
crucifixión por judío y gentil por igual (53:3), tratado
de tal manera que muchos consideraron que estaba bajo la ira de Dios
(53:4). Él estuvo extrañamente silencioso en
su juicio y ejecución (53:7). Aunque programado para ser
lanzado a una fosa común con criminales, él en realidad
fue enterrado en una tumba de un hombre rico (53:9). Sin
embargo su muerte fue la forma de Dios de proveer el pago por nuestros
pecados (53:4,5,6, 8), un cumplimiento de la imagen de la ofrenda de
pecado del Antiguo Testamento (53:10). Después de su
muerte por el pecado, él iba a “prolongar sus
días... ver su descendencia” y “justificar a muchos”
(53:10-11). De hecho, usando terminología de
purificación levítica, “él rociará
muchas naciones” (52:15). Los reyes cerrarán sus bocas
cuando escuchen acerca de él, y él será
exaltado hasta lo sumo (52:13,15).
Rey
y a la vez Sacerdote
Los oficios de la monarquía y el sacerdocio se mantenían
estrictamente separados en el Antiguo Testamento. Los sacerdotes
debían ser hijos de Aarón de la tribu de Leví; los
reyes debían ser hijos de David de la tribu de
Judá. Cuando el rey Uzías intentó asumir la
prerrogativa sacerdotal de ofrecer incienso en el templo, el sumo
sacerdote Azarías con ochenta asociados trataron de detenerlo.
Probablemente sus esfuerzos hubieran sido infructuosos si Dios mismo no
hubiera intervenido y herido a Uzías con lepra.
15
Así no es sorprendente que cuando las características
sacerdotales aparecen en la profecía mesiánica, algunos
de los intérpretes judíos antiguos proponían dos
mesías, uno, un sacerdote y el otro, un rey .
16
Sin embargo un pasaje crucial del Antiguo Testamento hace de este
sacerdote y este rey un solo individuo. En el salmo 110, que
habla del mesías sentado a la mano derecha de Dios hasta que
Dios someta a sus enemigos, el salmista retrata al mesías como
rey con las palabras,
17
El SEÑOR extenderá tu cetro poderoso desde Sión;
tú gobernarás en medio de tus enemigos. Tus tropas
estarán dispuestas el día de la batalla.
Sin embargo sólo dos versos más adelante, obviamente
hablando al mismo individuo, él dice,
18
El SEÑOR ha jurado y no cambiará de parecer: “Tú
eres sacerdote para siempre, del orden de Melquisedec. ”
Por lo tanto una persona será ambos tanto sacerdote como rey,
“juzgando a las naciones” y “aplastando a los gobernantes de toda la
tierra. ”
19 De hecho, debido a que
el sacerdocio y la monarquía de Israel se habían
mantenido separados tan estrictamente, ¡el salmista debe
devolverse a Génesis, a un rey gentil, Melquisedec,
20
para encontrar algún ejemplo de un sacerdote-rey recto como una
base de comparación con el mesías!
Sin embargo la imagen de Jesús del Nuevo Testamento se
ajusta a ésta muy bien. Él no sólo
actuó como sacerdote, sino que también sirvió como
sacrificio para hacer expiación por los pecados de su pueblo.
21 Sin embargo a su regreso, él
regresará como rey para gobernar para siempre.
22
Así Jesús de Nazaret ha empezado sin duda una
religión mundial que ha por lo menos presentado a los gentiles a
la luz del monoteísmo, el Dios de Abraham, y la ética de
la Biblia. Él ha hecho también afirmaciones que
solucionan y calzan con ciertas paradojas referentes al mesías:
como que él nacería pero al mismo tiempo era
pre-existente, humilde sin embargo exaltado, sufriente pero reinando, y
rey pero a la vez sacerdote. Si el mesías ha venido,
¡él es ciertamente Jesús de Nazaret!
EL MESÍAS HA VENIDO
Pero tal vez el mesías no ha venido todavía. Tanto
judíos como teólogos liberales regularmente rechazan el
mesianismo de Jesús sobre la base de que él no ha venido
todavía en alguna forma gloriosa, ni ha sofocado
físicamente toda oposición a Dios ni traído una
edad de oro de paz y justicia. Por lo tanto él no ha
cumplido todavía la obra más obvia que la Biblia le
asigna al mesías. Y si él no ha regresado todavía,
¿cómo sabemos que lo hará?
Esta es una buena pregunta. Si Jesús no es el
mesías, no queremos estar creyendo en él, dando nuestras
vidas por un engaño, y esperando en vano por una venida que
nunca ocurrirá. Por otro lado, si Jesús es el
mesías, no podemos darnos el lujo de esperar hasta su segunda
venida para hacer algo al respecto, si no por otra razón que no
viviremos tanto tiempo y que él afirma ser el único
remedio para el pecado. ¿Cómo podemos decidir?
Nosotros sugerimos que el mesías ha venido porque ciertas
profecías orientadas en el tiempo concernientes a él se
han agotado, y éstas han expirado en una forma tal que
señalan hacia Jesús como el mesías.
El
Mesías vendría en el tiempo que
Judá tuviera sus propios
gobernantes.
Cuando el patriarca Jacob estaba a punto de morir, él dio a sus
doce hijos un testamento oral poético, prediciendo algo del
futuro para las tribus que luego descendieron de ellos. Respecto
a Judá, él dice:
23
El cetro no se apartará de Judá, ni el
bastón de mando de entre sus pies, hasta que llegue a quien
pertenece, y la obediencia de las naciones sea suya.
Así el gobernante mundial a quien pertenece el cetro,
vendrá antes de que el cetro se aparte de Judá. No
fue sino hasta alrededor de quinientos años después de la
muerte de Jacob que la monarquía de los judíos primero
pasara a la tribu de Judá en la persona de David,
habiéndola tenido previamente Saúl de la tribu de
Benjamín. A partir de entonces, la monarquía
permaneció en la familia de David (aunque las tribus del norte
se rebelaron y formaron su propia nación) hasta la caída
del reino del sur en 587 A.C. Así el cetro
permaneció en la tribu de Judá durante alrededor de
quinientos años hasta el cautiverio babilónico. En
ese momento, en un sentido, el cetro partió de Judá, y
nunca más regresó. Siguiendo esta línea de
interpretación, uno podría decir que el mesías
tuvo que haber venido antes del 587 A.C., lo que él no hizo, y
que debemos todos convertirnos en budistas o ateos.
Sin embargo, en otro sentido, el cetro no se apartó entonces,
porque en un tiempo posterior, reyes de los judíos gobernaron
nuevamente sobre Judá. Hay una ambigüedad
aquí, así como la frase “dejar la escuela” es
ambigua -- en un sentido uno puede dejar la escuela todos los
días, sin embargo en otro sentido no se deja la escuela hasta la
graduación. Así es aquí. Primero
fueron los asmoneos, más popularmente conocidos como los
Macabeos, quienes gobernaron con el título “rey de los
Judíos” desde 103 A.C. a 63 A.C. Luego vino Herodes el Grande,
un edomita quien de acuerdo con su biógrafo era en parte
Judío, quien gobernó como “rey de los
Judíos” desde el 40 A.C. al 4 A.C. Finalmente su nieto
Herodes Agripa I, un descendiente tanto de los asmoneos como de
Herodes, quien reinó con el mismo título desde el
41 al 44. D.C. Desde entonces, nadie ha gobernado como rey de los
judíos hasta hoy.
En este segundo sentido, el cetro no se apartó de Judá
hasta que Jesús vino. Pero nadie que venga después del 44
D.C. puede hacer esta afirmación. Si Gen. 49:10 es
entendido en este sentido, el mesías debe haber venido antes
del 44. D.C.
El
mesías habría de venir mientras estuvo en pie el
2ndo Templo.
En la reconstrucción del templo de Jerusalén cerca del
515 A.C., el profeta Hageo procuró alentar al pueblo, a su
gobernador Zorobabel y al sumo sacerdote Josué.
Señalando en el hecho de que el Nuevo edificio no era obviamente
mucho comparado con el templo de Salomón, Hageo dice:
24
“¿Quién de ustedes queda que haya visto esta casa en su
primera gloria? ¿Cómo la ven ustedes ahora?
¿No les parece a ustedes como nada? Pero ahora, sé
fuerte, Oh Zorobabel,” declara el SEÑOR, “y trabaja.
Porque yo estoy contigo,” declara el SEÑOR Todopoderoso. “Esto
es lo que yo pacté con ustedes cuando ustedes salieron de
Egipto. Y mi Espíritu permanece en medio de
ustedes. No teman.” Esto es lo que el SEÑOR
Todopoderoso dice: “Dentro de poco tiempo haré temblar a todas
las naciones, y el deseado de todas las naciones vendrá, y yo
llenaré esta casa con gloria,” dice el SEÑOR
Todopoderoso. “La plata es mía y el oro es mío,”
declara el SEÑOR Todopoderoso. “La gloria de esta casa
será mayor que la primera,” dice el SEÑOR
Todopoderoso. “Y en este lugar yo les concederé paz,”
declara el SEÑOR Todopoderoso.
Claramente Hageo predice que la gloria del segundo templo
superará la del primero, o el templo Salomónico,.
En esta profecía dos términos son ambiguos, “deseado” y
“gloria.” El anterior puede ser usado para referirse a personas
25 o a riqueza.
26
El último puede significar la presencia de Dios
27
o riqueza.
28 Todos éstos
tienen sentido en el contexto. El templo de Salomón estaba lleno
de riqueza, y la gloria de la presencia de Dios cayó sobre
él en su dedicación. Con la restauración a
la tierra prometida, los judíos sin duda estarían
anticipando la venida del mesías, quien como una luz a los
gentiles sería un “deseado por todas las naciones.” El
colega de Hageo Zacarías, de hecho, hace una serie de
predicciones mesiánicas en este tiempo.
29
Nosotros no sabemos cuánta riqueza tenía el templo de
Salomón, entonces no podemos compararlo con el segundo templo,
pero era ciertamente considerable. Del segundo templo sabemos que
Herodes El Grande lo amplió y enriqueció grandemente en
los años que siguieron al 20 A.C. hasta que se convirtió
en una de las maravillas arquitectónicas del mundo
antiguo. Sin duda, la gloria física del segundo templo
finalmente llegó a ser muy grande, conforme la riqueza
llegó de todo el mundo antiguo durante el siglo antes de su
destrucción en 70 D.C..
Pero para los judíos, la principal gloria del templo de
Salomón, como la del tabernáculo antes de él, era
la presencia de Dios manifestada en la nube de gloria y en el arca del
pacto. El arca se perdió al parecer durante la
destrucción de Jerusalén en 587 A.C. por los babilonios
no se conoce si fue llevada a Babilonia, destruida por fuego cuando se
quemó el templo, o escondida. En cualquier caso, no
había arca en el segundo templo. La nube de gloria de la
presencia de Dios que vino sobre el tabernáculo
30
y el primer templo
31
cuando fueron dedicados también faltaba en el
segundo templo, a menos que Dios viniera en la persona de
Jesús, quien de acuerdo al Nuevo Testamento era Dios mismo
habitando con los hombres.
32 En este
sentido más importante, entonces, la Gloria del segundo
templo no excedió aquella del primero a menos que el
mesías viniera antes de su destrucción en el 70
D.C.
El
Mesías iba a venir
después del ciclo 69 del
reposo.
En el capítulo noveno del libro de Daniel, el profeta acababa de
aprender de su estudio de la escritura que la cautividad
babilónica debía durar setenta años. Al darse
cuenta de que este intervalo de tiempo ya casi se había
completado, Daniel ora a Dios, confesando sus pecados y los de su
pueblo. Mientras él está orando el ángel
Gabriel se le aparece a él y le informa que todavía
quedan 70 ciclos sabáticos para completar el programa de Dios
para Israel. Parte de esta profecía da una secuencia de
tiempo que lleva a la venida del mesias:
33
Conoce y entiende esto: Desde la salida de la orden de restaurar
y reconstruir Jerusalén hasta la venida del ungido
[Mesías], Habrá siete “sietes” [ciclos sabáticos]
y sesenta y dos “sietes.” Ella será reconstruida con
calles y una muralla, pero en tiempos de problemas.
Después de sesenta y dos “sietes,” el Ungido será cortado
y no tendrá nada.
El contexto de Daniel nueve, concerniente a la duración del
cautiverio babilónico, nos envía a Jeremías, donde
la duración de setenta días es especificada.
34
Las maldiciones del pacto de Levítico nos dan el principio
general que descansa detrás de este número
específico:
35
Yo los esparciré entre las naciones y sacaré mi espada y
los perseguiré. Su tierra será destruida, y sus
ciudades estarán en ruinas. Luego la tierra
disfrutará sus años sabáticos todo el tiempo que
permanezca desolada y ustedes estén en el país de sus
enemigos; entonces la tierra descansará y disfrutará sus
sábados. Todo el tiempo que permanezca desolada, la tierra
tendrá el descanso que no tuvo durante los sábados que
ustedes vivieron en ella.
De acuerdo con Levítico,
36 a los
judíos se les ordenó dejar que la tierra disfrutara un
descanso de un año de cada siete no sembrándola, algo
similar a nuestra rotación de cosechas excepto que toda la
tierra descansaba en el mismo año. Aparentemente, los
judíos no habían acatado este descanso del sétimo
año requerido para la tierra en setenta ocasiones durante
su ocupación de la tierra prometida. Ahora Dios los
envía a ellos a la cautividad y la tierra obtiene sus setenta
sabáticos perdidos de una sola vez. Entonces cuando
Gabriel viene con su mensaje de setenta “sietes” todavía por
venir, el “siete” debe naturalmente ser leído como
refiriéndose a este ciclo de siete años de uso de la
tierra. El mesías va a venir y va a ser cortado
después de 69 (7 + 62) ciclos de éstos.
¿Dónde inicia el cálculo de este lapso de
tiempo? De acuerdo con la profecía, “desde la salida del
decreto para restaurar y reconstruir Jerusalén.”
Lo más probable es que ese decreto sea el emitido por el rey
persa Artajerjes I, en el veinteavo año de su reinado,
37 permitiendo a Nehemías su copero
judío regresar a Jerusalén como gobernador con una
comisión para reconstruirla. De acuerdo con la mejor
información disponible,
38 esto
sería 445 A.C.
El cálculo en sí debe realizarse en unidades de ciclos
sabáticos en lugar de años. El trabajo
arqueológico reciente nos ha permitido localizar el inicio y fin
de los ciclos sabáticos en la antigüedad.
39
Encontramos que nuestro punto de partida, 445, cae en el ciclo
sabático 449-442 A.C. Por el método de conteo
judío inclusivo usual, éste sería el primer ciclo
sabático. El ciclo 69vo entonces resulta ser 28-35
D.C., y “después” de este ciclo significa después de que
este inicie.
40
Entonces el mesías va a venir y ser cortado en el período
28-35 D.C., ¡el cual abarca exactamente el ministerio
público de Jesús de Nazaret!
CONCLUSIONES
Como nosotros sugerimos arriba en la primera sección, las
profecías bíblicas acerca del mesías indican
firmemente que si el mesías ha venido, él debe ser
Jesús de Nazaret. El material que acabamos de discutir
indica (1) que el mesías había de venir mientras que
Judá todavía tuviera sus propios gobernantes, una
situación que terminó en 44 D.C. La
profecía acerca de la mayor gloria del segundo templo al menos
sugiere (2) que el mesías iba a venir mientras que el segundo
templo siguiera en pie, pero este templo fue destruido por los romanos
en el 70D.C.. Finalmente, la así llamada profecía de las
setenta semanas de Daniel indica (3) que el mesías iba a venir y
ser cortado en el ciclo sabático 28-35 D.C. . Todas estas
condiciones se ajustan a Jesús de Nazaret y difícilmente
a alguien más.
Por supuesto, se puede objetar que la Biblia es solamente la
conjetura del hombre antiguo y sólo sucede accidentalmente para
adaptarse a Jesús en estos puntos. Yo sugiero que la
información histórica que tenemos acerca de Jesús
indica que él mismo no es un accidente, que la evidencia de su
trabajo milagroso y resurrección de los muertos es
sólida,
41 y que uno sería
un tonto en seguir alegando un accidente cuando la evidencia sugiere
que su propia cosmovisión es incorrecta.
De todos los demandantes mesiánicos que ha tenido el
judaísmo, el único que ha sido considerado una figura
histórica excepcional y un maestro ético (incluso por los
ateos) es Jesús de Nazaret. ¡Y él “resulta”
haber conducido su corto ministerio público y fue “cortado” en
el período 28-35 D.C.! El mesías ha venido, y
él es Jesús.
REFERENCIAS
1. Isa. 42:6-7 (NASB). Las citas de la Escritura
en este trabajo son de New American Standard Bible Nueva Biblia
Americana Estándar (NASB), derechos de autor 1971 por la
Fundación Lockman o de la New International Version Nueva
Versión Internacional (NVI), derechos de autor 1978 por la
Sociedad Bíblica Internacional. Utilizada con permiso.
2. Isa 49:5-6 (NASB).
3. Estadísticas de David B. Barrett, World
Christian Encyclopedia Enciclopedia Cristiana Mundial (Nairobi, Oxford
y Nueva York: Oxford University Press, 1982), pp. 4, 6.
4. Ibid.
5. Miqueas 5:2 (NIV).
6. Isa. 9:6-7 (NIV).
7. Publicación de la Sociedad Judía Las
Sagradas Escrituras conforme al Texto Masorético Holy Scriptures
According to the Masoretic Text (1971, 1945) translitera los
títulos en el texto como un nombre propio gigante, relegando la
traducción a una nota de pie donde se maneja como una
oración refiriéndose a Dios más que al
mesías. The New English Bible (1970) La Nueva Biblia
Inglesa traduce el segundo título como “en batalla similar
a Dios,” aunque en todo el resto de lugares la frase siempre se traduce
como “Dios Todopoderoso.”
8. Dan. 7:13-14 (NIV).
9. Zac. 9:9 (NIV).
10. Babylonian Talmud, Talmud Babilónico
Sanedrín 98a.
11. Ibid.
12. Véase, por ejemplo, Salmo 22.
13.Véase Jewish Encyclopedia Enciclopedia
judía (1901-06), 8:511-512; Encyclopaedia Judaica
Enciclopedia judaica (1971-72), 11:1411.
14. Zac. 12:10.
15. 2 Cron. 26:16-21.
16. Manual de Disciplina 9.10; Testamento de
Leví 18:16; Testamento de Judá 24:9.
17. Sal. 110:2 (NIV).
18. Sal. 110:4 (NIV).
19. Sal. 110:6 (NIV).
20. Gen. 14:18-20.
21. Heb. 4:14-5:10; 7:1-10:18.
22. Heb. 1:8; Rev. 19:11-16.
23. Gen. 49:10 (NIV). Para mayor
discusión de estas paradojas del AT, véase Robert C.
Newman, ed., The Evidence of Prophecy La Evidencia de la
Profecía (Hatfield, PA: IBRI, 1988), cap. 9.
24. Hageo. 2:3-9 (NIV).
25. 1 Sam. 9:20; Dan. 9:23; 11:37.
26. 2 Cron. 20:25; 32:27.
27. Ex. 40:34-35; 1 Kings 8:10-11.
28. Sal. 49:16-20.
29. Véase, por ejemplo, Zac. 6:12; 9:9; 12:10.
30. Ex. 40:34.
31. 1 Reyes 8:10.
32. Juan 1:14, 17-18.
33. Dan. 9:25-26 (NIV). Material entre
paréntesis provisto por el autor.
34. Jer. 25:11-12; 29:10.
35. Lev. 26:33-35 (NIV).
36. Lev. 25:1-7.
37. Neh. 2:1-9.
38. Jack Finegan, Handboook of Biblical Chronology
Manual de Cronología Bíblica (Princeton: Princeton
University Press, 1964), sect. 336.
39. Ben Zion Wacholder, ``The Calendar of Sabbatical
Cycles During the Second Temple and the Early Rabbinic Period,'' El
Calendario de ciclos Sabáticos durante el período del
Segundo templo y rabínico temprano Hebrew Union College
Annual 44 (1973), 153-196.
40. El método de conteo inclusivo toma como la
primera unidad de tiempo la unidad que contiene el punto de
partida. La frase “después de n unidades” significa
después de que la enésima unidad ha comenzado. Note
que este uso también ocurre en los evangelios, donde “en el
tercer día” y “después de tres días” son
equivalentes. Para más detalles, véase Newman,
Evidence of Prophecy, Evidencia de la Profecía cap. 10.
41. Sobre la evidencia para la
resurrección de Jesús, véase John Warwick
Montgomery, History and Christianity Historia y Cristianismo (Downers
Grove, IL : InterVarsity, 1971); John Wenham, The Easter Enigma El
Enigma de la Pascua (Grand Rapids : Academie, 1984); y Gary Habermas
and Antony Flew, Did Jesus Rise from the Dead? ¿Resucito
Jesús de entre los Muertos? (San Francisco : Harper and Row,
1987).