IBRI Research Report #39 (1990) (Spanish)
IBRI Informe de Investigación  #39 (1990)



JESÚS: EL TESTIMONIO DE LA PROFECÍA Y LA HISTORIA

Robert C. Newman
Seminario Bíblico Teológico
Hatfield, Pennsylvania

Derechos de autor ©1990 por Robert C Newman. Todos los derechos reservados.

NOTA DEL EDITOR

Aunque el autor  está de acuerdo con la declaración doctrinal de IBRI, esto no significa que todos los puntos de vista respaldados en este documento representen  las posiciones oficiales de IBRI. Puesto que uno de los propósitos de la serie de informes de IBRI es el de servir como un foro de pre-impresión, es posible que el autor  haya modificado algunos aspectos de este trabajo desde que fue escrito por primera vez.


ISBN 0-944788-39-4



 
Entre las predicciones encontradas en el Antiguo Testamento, aquellas concernientes al mesías prometido de Israel son especialmente importantes.  El Mesías, de acuerdo con la Biblia, vendrá algún día y rescatará a su pueblo de sus opresores. Él traerá una edad de oro. Israel se convertirá en la nación principal y Jerusalén en la capital del mundo.  La humanidad será gobernada con justicia, y la opresión cesará.  Todos vivirán seguros en su propiedad y disfrutarán los frutos de sus propias labores.

A pesar de la naturaleza atractiva de estas profecías, las reacciones a ellas han sido variadas.  De acuerdo con los cristianos, el mesías ya vino, aunque no inaugurará esta edad de oro hasta que regrese; él es Jesús de Nazaret. De acuerdo con los judíos ortodoxos, el mesías aún no ha venido; pero lo hará, pero él de ninguna manera es Jesús.  De acuerdo con personas más seculares – ya sea  no religiosas o religiosas liberales -- el Mesías fue meramente una esperanza vana de los escritores bíblicos antiguos; esa tal figura no aparecerá jamás, aunque podemos esperar ocasionalmente grandes líderes mundiales.

¿Quién está en lo correcto?  ¿Es que la evidencia del texto bíblico y la historia humana tiene algo que decir acerca de este asunto?  Nosotros sugerimos que lo hace; que la evidencia es  sustancial; y que apoya dos proposiciones: (1) Si el mesías ha venido, él es Jesús de Nazaret; y (2) el mesías ha venido.  Veamos.
 

SI EL MESIAS HA VENIDO, ÉL ES JESÚS

Hay una serie de características en el Antiguo Testamento acerca del mesías que calzan muy bien con la forma en que Jesús de Nazaret es representado en el Nuevo Testamento.  Él iba a ser una luz a los gentiles, nacido pero a la vez pre-existente, humilde pero exaltado, sufriendo y a la vez reinando,  rey y también sacerdote.
 

Una Luz a los Gentiles

Empecemos con una línea de evidencia tan obvia que muchos pasan por alto.  Yo me refiero a dos pasajes predictivos en Isaías, éstos son 42:6-7 y 49:5-6.  En el primero, Dios dice a Su siervo el Mesías:1

Te pondré como pacto para el pueblo  [Israel], como una luz a las naciones, para abrir los ojos ciegos, para que saques a los prisioneros del calabozo, y a los que moran en la oscuridad de la prisión.

Aquí vemos que el mesías prometido no solo tendrá un ministerio a su pueblo Israel, sino que él también alumbrará a las naciones, rescatándolas de la oscuridad y el cautiverio.
En el segundo pasaje, nosotros vemos que este siervo no es una personificación de la nación de Israel, como algunos han sugerido, sino que se distingue de Israel por ser fundamental para traer a la misma Israel de regreso a Dios:2
 
Y ahora, dice EL SEÑOR, el que Me formó desde el vientre para ser su Siervo, para traer a Jacob de regreso a él, para que Israel pudiera ser reunida a Él… Él dice: “Poca cosa es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te haré a Ti una luz a las naciones, para que Mi salvación pueda llegar hasta los confines de la tierra.”

¡Esto es exactamente lo que Jesús de Nazaret ha hecho!  Ninguna otra persona que haya afirmado ser el mesías judío ha llegado ni cerca de lograr esto.  Antes del siglo primero D.C., sólo los judíos y unos pocos filósofos griegos eran creyentes en un solo Dios.  Sólo un pequeño porcentaje de la población mundial había leído alguna vez la Biblia.  La mayoría adoraba un comité conjunto de dioses, quienes establecían ejemplos bastantes pobres para sus seguidores; siendo el nivel moral resultante comprensiblemente bajo.
 
Pero hoy aquellos que creen en un solo Dios incluyen no sólo a los judíos (14.2 millones en 1980), sino también a los cristianos predominantemente gentiles (1.4 billones).  Nosotros también podríamos incluir a los musulmanes (723 millones), puesto que el surgimiento del Islam fue al menos un  resultado indirecto del cristianismo.  Por lo tanto, cerca de la mitad de la población mundial ahora confiesa lealtad al Dios de Abraham, la mayoría de éstos como resultado de la obra de Jesús.3

Aún dejando de lado el Islam, cerca de un tercio de la gente de la tierra acepta a Jesús como mesías.  Éstos se encuentran en todos los continentes y en casi todo país: tanto en las naciones más desarrolladas  (790 millones) como en las menos desarrolladas (643 millones); en las naciones occidentales (547 millones), el Tercer Mundo (632 millones), e incluso en países comunistas (254 millones).4  ¡Verdaderamente  Jesús de Nazaret se ha convertido en una  luz a los gentiles, conforme las noticias de él se han propagado por todo el mundo y ha traído iluminación espiritual y liberación de la esclavitud del pecado  a muchos millones a lo largo de los últimos dos mil años!

Jesús es el único pretendiente  mesiánico hasta el momento que ha establecido una religión mundial.  Él es además el único cuyas pretensiones resuelven una serie de paradojas desconcertantes en las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento.


Nacido y a la vez Pre-existente

De acuerdo con el profeta Miqueas, el mesías contará Belén como su ciudad natal aunque él ha existido durante siglos:5
 
Pero tú, Belén Éfrata, aunque tú eres pequeña entre los clanes de Judá, de ti me saldrá uno que será gobernante sobre Israel, cuyos orígenes son desde la edad, desde tiempos antiguos.

El término traducido “orígenes” aquí es literalmente “salidas,” el cual también puede ser  traducido “actividades”; es usualmente utilizado para representar la Guerra de los reyes.  La frase  “desde tiempos antiguos” puede ser usada ya sea de un lapso de tiempo finito o infinito.

Un panorama similar ofrece el profeta Isaías, quien dice:6

Porque nos ha nacido un niño, un hijo nos es dado, y el gobierno estará sobre sus hombros.  Y él será llamado Consejero Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. El incremento de su gobierno y la paz no tendrán fin.  Él reinará en el trono de David y sobre su reino, estableciéndolo y sustentándolo con justicia y rectitud desde ese tiempo y para siempre.  El celo del SEÑOR Todopoderoso  hará esto.

 Que éste es el mesías es obvio por la referencia a su reinado mundial eterno.  Que él nace se declara explícitamente, sin embargo se le dan los títulos “Padre Eterno” y “Dios Fuerte,” que apuntan a su pre-existencia y deidad.  Tanto los religiosos liberales como los judíos intentan minimizar estos títulos con el fin de evitar esta conclusión.7  Sin embargo la evidencia textual favorece esta paradoja, y ésta es explicada claramente en la descripción  de Jesús del Nuevo Testamento: uno quien es  Dios eterno y quien al mismo tiempo se convirtió en un ser humano con el fin de pagar por los pecados de aquellos que confíen en él.
 

Humilde pero Exaltado

La forma de la venida del mesías ha sido un rompecabezas para los intérpretes del Antiguo Testamento aún antes del tiempo de  Jesús.  En la profecía de Daniel él es representado como viniendo con gran gloria:8
 
En mi visión de la noche miré, y ahí ante mi había uno como un hijo de hombre, viniendo con las nubes del cielo.  Él se acercó al Anciano de Días y fue guiado a su presencia.  A Él le fue dada autoridad, gloria y poder soberano; todos los pueblos, naciones y hombres de todas las lenguas lo adoraron.  Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino es uno que nunca será destruido.

Note nuevamente, como en la cita antes de ésta, que esta persona va a reinar sobre un reino eterno, reino universal.  Además él vendrá con las nubes del cielo.

En contraste, la venida del mesías como la representa el profeta  Zacarías es bien modesta:9
 
¡Regocíjate, O Hija de Sión! ¡Grita, Hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene a ti, recto y trayendo salvación, gentil y montado en un burro, un pollino, hijo de asna.

El pasaje pasa a explicar cómo traerá  paz a Israel y a las naciones y cómo gobernará de “mar a mar, y del Río  a los confines de la tierra.”

Sin embargo, éste viene en un burro, una forma muy humilde de transporte, por lo menos desde la época en que los caballos se han domesticado para montarse.

Las explicaciones judías han intentado hacer más espectacular la venida de Zacarías (¡apelando a un burro milagroso!),10 o han afirmado que las venidas de  Daniel y Zacarías son simplemente posibilidades alternativas.11  Ninguna de éstas tiene sustento en el texto bíblico.  En contraste, el punto de vista del Nuevo Testamento, donde Jesús viene primero humildemente y luego regresa exaltado, calza muy bien con ambos. Incluso explica cómo el mesías pudo venir tanto como un niño y como un adulto, como parece darse a entender en los pasajes que ya hemos visto.
 

Sufriendo y a la vez Reinando

Varios pasajes del Antiguo Testamento retratan a uno que va a sufrir y cuyo sufrimiento y liberación por Dios se convierten en noticias a nivel mundial.12  Algunos intérpretes judíos  en los primeros siglos del cristianismo buscaron explicar estos pasajes por medio de un segunda figura mesiánica, el así llamado mesías ben-José.13  Esta figura fue postulada para ser un general; él reuniría las fuerzas de Israel, pelearía con los malvados ejércitos gentiles de Gog y Magog en la batalla de los últimos tiempos, pero sería asesinado por ellos antes de la venida del  rey-mesías, llamado mesías ben-David.

Sin embargo, esta figura sufriente representada en el Antiguo Testamento es aparentemente traspasada por Israel en lugar de por los gentiles.14  Y aunque la venida humilde de Zac. 9:9 sería asignada más razonablemente a él, él no es un rey como es requerido por  Zacarías.  Además, el pasaje principal del sufrimiento en el Antiguo Testamento, Isa. 52:13-53:12, es el clímax de los así llamados pasajes del Siervo, dos de los cuales analizamos anteriormente (Isa. 42:6 y 49:6).  Éstos describen a uno quien va a ser una “luz a los gentiles” -- ¡no exactamente un término apropiado para alguien cuya mayor actividad hacia los gentiles es luchar contra ellos!

En efecto, Isa. 52:13-53:12 calza bellamente con el retrato del Nuevo Testamento de Jesús: “despreciado y rechazado” en su crucifixión por judío y gentil por igual (53:3), tratado de tal manera que muchos consideraron que estaba bajo la ira de Dios (53:4).  Él estuvo extrañamente  silencioso en su juicio y ejecución (53:7).  Aunque programado para ser lanzado a una fosa común con criminales, él en realidad fue  enterrado en una tumba de un hombre rico (53:9).  Sin embargo su muerte fue la forma de Dios de proveer el pago por nuestros pecados (53:4,5,6, 8), un cumplimiento de la imagen de la ofrenda de pecado del Antiguo Testamento (53:10).  Después de su muerte por el pecado, él  iba a “prolongar sus días... ver su descendencia” y “justificar a muchos” (53:10-11).  De hecho, usando terminología de purificación  levítica, “él rociará muchas naciones” (52:15).  Los reyes cerrarán sus bocas cuando escuchen acerca de él, y  él será exaltado hasta lo sumo (52:13,15).
 

Rey y a la vez  Sacerdote

Los oficios de la monarquía y el sacerdocio se mantenían estrictamente separados en el Antiguo Testamento.  Los sacerdotes debían ser hijos de Aarón de la tribu de Leví; los reyes debían ser hijos de David de la tribu de Judá.  Cuando el rey Uzías intentó asumir la prerrogativa sacerdotal de ofrecer incienso en el templo, el sumo sacerdote Azarías con ochenta asociados trataron de detenerlo. Probablemente sus esfuerzos hubieran sido infructuosos si Dios mismo no hubiera intervenido y herido a Uzías con lepra.15

Así no es sorprendente que cuando las características sacerdotales aparecen en la profecía mesiánica, algunos de los intérpretes judíos antiguos proponían dos mesías, uno, un sacerdote y el otro, un rey .16  Sin embargo un pasaje crucial del Antiguo Testamento hace de este sacerdote y este rey un solo individuo.  En el salmo 110, que habla del mesías sentado a la mano derecha de Dios hasta que Dios someta a sus enemigos, el salmista retrata al mesías como rey con las palabras,17
 
El SEÑOR extenderá tu cetro poderoso desde Sión; tú gobernarás en medio de tus enemigos.  Tus tropas estarán dispuestas el día de la batalla.

Sin embargo sólo dos versos más adelante, obviamente hablando al mismo individuo, él dice,18
 
El SEÑOR ha jurado y no cambiará de parecer: “Tú eres sacerdote para siempre, del orden de Melquisedec. ”

Por lo tanto una persona será ambos tanto sacerdote como rey, “juzgando a las naciones” y “aplastando a los gobernantes de toda la tierra. ”19  De hecho, debido a que el sacerdocio y la monarquía de Israel se habían mantenido separados tan estrictamente, ¡el salmista debe devolverse a Génesis, a un rey gentil, Melquisedec,20 para encontrar algún ejemplo de un sacerdote-rey recto como una base de comparación con el mesías!

Sin embargo la imagen de Jesús del  Nuevo Testamento se ajusta a ésta muy bien.  Él  no sólo actuó como sacerdote, sino que también sirvió como sacrificio para hacer expiación por los pecados de su pueblo.21  Sin embargo a su regreso, él regresará como rey para gobernar para siempre.22

Así Jesús de Nazaret ha empezado sin duda una religión mundial que ha por lo menos presentado a los gentiles a la luz del monoteísmo, el Dios de Abraham, y la ética de la Biblia.  Él ha hecho también afirmaciones que solucionan y calzan con ciertas paradojas referentes al mesías: como que él nacería pero al mismo tiempo era pre-existente, humilde sin embargo exaltado, sufriente pero reinando, y rey pero a la vez sacerdote.  Si el mesías ha venido, ¡él es ciertamente Jesús de Nazaret!
 


EL MESÍAS HA VENIDO

Pero tal vez el mesías no ha venido todavía.  Tanto judíos como teólogos liberales regularmente rechazan el mesianismo de Jesús sobre la base de que él no ha venido todavía en alguna forma gloriosa, ni ha sofocado físicamente toda oposición a Dios ni traído una edad de oro de paz y justicia.  Por lo tanto él no ha cumplido todavía la obra más obvia que la Biblia le asigna al mesías. Y si él no ha regresado todavía, ¿cómo sabemos que lo hará?

Esta es una buena pregunta.  Si Jesús no es el mesías, no queremos estar creyendo en él, dando nuestras vidas por un engaño, y esperando en vano por una venida que nunca ocurrirá.  Por otro lado, si Jesús es el mesías, no podemos darnos el lujo de esperar hasta su segunda venida para hacer algo al respecto, si no por otra razón que no viviremos tanto tiempo y que él afirma ser el único remedio para el pecado.  ¿Cómo podemos decidir?

Nosotros sugerimos que el mesías ha venido porque ciertas profecías orientadas en el tiempo concernientes a él se han agotado, y éstas han expirado en una forma tal que señalan hacia Jesús como el mesías.
 

El Mesías vendría en el tiempo que
Judá tuviera sus propios gobernantes.



Cuando el patriarca Jacob estaba a punto de morir, él dio a sus doce hijos un testamento oral poético, prediciendo algo del futuro para las tribus que luego descendieron de ellos.  Respecto a  Judá, él dice:23
 
El cetro no se apartará de  Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que llegue a quien pertenece, y la obediencia de las naciones sea suya.

Así el gobernante mundial a quien pertenece el cetro, vendrá antes de que el cetro se aparte de Judá.  No fue sino hasta alrededor de quinientos años después de la muerte de Jacob que la monarquía de los judíos primero pasara a la tribu de Judá en la persona de David, habiéndola tenido  previamente Saúl de la tribu de Benjamín.  A partir de entonces, la monarquía permaneció en la familia de David (aunque las tribus del norte se rebelaron y formaron su propia nación) hasta la caída del reino del sur en 587 A.C.   Así el cetro permaneció en la tribu de Judá durante alrededor de quinientos años hasta el cautiverio babilónico.  En ese momento, en un sentido, el cetro partió de Judá, y nunca más regresó.  Siguiendo esta línea de interpretación, uno podría decir que el mesías tuvo que haber venido antes del 587 A.C., lo que él no hizo, y que debemos todos convertirnos en budistas o ateos.

Sin embargo, en otro sentido, el cetro no se apartó entonces, porque en un tiempo posterior, reyes de los judíos gobernaron nuevamente sobre Judá.  Hay una ambigüedad aquí, así como la frase  “dejar la escuela” es ambigua -- en un sentido uno puede dejar la escuela todos los días, sin embargo en otro sentido no se deja la escuela hasta la graduación.  Así es aquí.  Primero fueron los asmoneos, más popularmente conocidos como los Macabeos, quienes gobernaron con el título “rey de los Judíos” desde 103 A.C. a 63 A.C. Luego vino Herodes el Grande, un edomita quien de acuerdo con su biógrafo era en parte Judío, quien gobernó como “rey de los  Judíos” desde el 40 A.C. al 4 A.C.  Finalmente su nieto Herodes Agripa I, un descendiente tanto de los asmoneos como de Herodes, quien reinó con el mismo título desde  el 41 al 44. D.C. Desde entonces, nadie  ha gobernado como rey de los judíos hasta hoy.

En este segundo sentido, el cetro no se apartó de Judá hasta que Jesús vino. Pero nadie que venga después del 44 D.C. puede hacer esta afirmación.  Si Gen. 49:10 es entendido en este sentido, el mesías debe haber venido antes del  44. D.C.
 

El mesías habría de venir mientras estuvo en pie el 
2ndo Templo.

En la reconstrucción del templo de Jerusalén cerca del 515 A.C., el profeta Hageo procuró alentar al pueblo, a su gobernador Zorobabel y al sumo sacerdote Josué.  Señalando en el hecho de que el Nuevo edificio no era obviamente mucho comparado con el templo de Salomón, Hageo dice:24
 
“¿Quién de ustedes queda que haya visto esta casa en su primera gloria? ¿Cómo la ven ustedes ahora?  ¿No les parece a ustedes como nada? Pero ahora, sé fuerte, Oh Zorobabel,” declara el SEÑOR, “y trabaja.  Porque yo estoy contigo,” declara el SEÑOR Todopoderoso. “Esto es lo que yo pacté con ustedes cuando ustedes salieron de Egipto.  Y mi Espíritu permanece  en medio de ustedes.  No teman.”  Esto es lo que el SEÑOR Todopoderoso dice: “Dentro de poco tiempo haré temblar a todas las naciones, y el deseado de todas las naciones vendrá, y yo llenaré esta casa con gloria,” dice el SEÑOR Todopoderoso.  “La plata es mía y el oro es mío,” declara el SEÑOR Todopoderoso.  “La gloria de esta casa será mayor que la primera,” dice el SEÑOR Todopoderoso.  “Y en este lugar yo les concederé paz,” declara el SEÑOR Todopoderoso.

Claramente Hageo predice que la gloria del segundo templo superará la del primero, o el templo Salomónico,.  En esta profecía dos términos son ambiguos, “deseado” y “gloria.”  El anterior puede ser usado para referirse a personas25 o a riqueza.26  El último puede significar la presencia de Dios 27 o riqueza.28  Todos éstos tienen sentido en el contexto. El templo de Salomón estaba lleno de riqueza, y la gloria de la presencia de Dios cayó sobre él en su dedicación.  Con la restauración a la tierra prometida, los judíos sin duda estarían anticipando la venida del mesías, quien como una luz a los gentiles sería un “deseado por todas las naciones.”  El colega de Hageo  Zacarías, de hecho, hace una serie de predicciones mesiánicas en este tiempo.29

Nosotros no sabemos cuánta riqueza tenía el templo de Salomón, entonces no podemos compararlo con el segundo templo, pero era ciertamente considerable.  Del segundo templo sabemos que Herodes El Grande lo amplió y enriqueció grandemente en los años que siguieron al 20 A.C. hasta que se convirtió en una de las maravillas arquitectónicas del mundo antiguo.  Sin duda, la gloria física del segundo templo finalmente llegó a ser muy grande, conforme la riqueza llegó de todo el mundo antiguo durante el siglo antes de su destrucción en 70 D.C..

Pero para los judíos, la principal gloria del templo de Salomón, como la del tabernáculo antes de él, era la presencia de Dios manifestada en la nube de gloria y en el arca del pacto.  El arca se perdió al parecer durante la destrucción de Jerusalén en 587 A.C. por los babilonios no se conoce si fue llevada a Babilonia, destruida por fuego cuando se quemó el templo, o escondida.  En cualquier caso, no había arca en el segundo templo.  La nube de gloria de la presencia de Dios que vino sobre el tabernáculo30 y el primer templo31
cuando fueron dedicados también faltaba en el segundo templo, a menos que Dios viniera en la persona de  Jesús, quien de acuerdo al Nuevo Testamento era Dios mismo habitando con los hombres.32  En este sentido más  importante, entonces, la Gloria del segundo templo no excedió aquella del primero a menos que el mesías viniera antes de su destrucción en el  70 D.C. 
 

El Mesías iba a venir
después del ciclo 69 del reposo.

En el capítulo noveno del libro de Daniel, el profeta acababa de aprender de su estudio de la escritura que la cautividad  babilónica debía durar setenta años. Al darse cuenta de que este intervalo de tiempo ya casi se había  completado, Daniel ora a Dios, confesando sus pecados y los de su pueblo.  Mientras él está orando el ángel Gabriel se le aparece a él y le informa que todavía quedan 70 ciclos sabáticos para completar el programa de Dios para Israel.  Parte de esta profecía da una secuencia de tiempo que lleva a la venida del mesias:33
 
Conoce y entiende esto: Desde la salida de la orden de  restaurar y reconstruir Jerusalén hasta la venida del ungido  [Mesías], Habrá siete “sietes” [ciclos sabáticos] y sesenta y dos “sietes.”  Ella será reconstruida con calles y una muralla, pero en tiempos de problemas.  Después de sesenta y dos “sietes,” el Ungido será cortado y no tendrá nada.

El contexto de Daniel nueve, concerniente a la duración del cautiverio babilónico, nos envía a Jeremías, donde la duración de setenta días es especificada.34  Las maldiciones del pacto de Levítico nos dan el principio general que descansa detrás de este número específico:35
 
Yo los esparciré entre las naciones y sacaré mi espada y los perseguiré.  Su tierra será destruida, y sus ciudades estarán en ruinas.  Luego la tierra disfrutará sus años sabáticos todo el tiempo que permanezca desolada y ustedes estén en el país de sus enemigos; entonces la tierra descansará y disfrutará sus sábados.  Todo el tiempo que permanezca desolada, la tierra tendrá el descanso que no tuvo durante los sábados que ustedes vivieron en ella.

De acuerdo con Levítico,36 a los judíos se les ordenó dejar que la tierra disfrutara un descanso de un año de cada siete no sembrándola, algo similar a nuestra rotación de cosechas excepto que toda la tierra descansaba en el mismo año.  Aparentemente, los judíos no habían acatado este descanso del sétimo año requerido para la tierra  en setenta ocasiones durante su  ocupación de la tierra prometida.  Ahora Dios los envía a ellos a la cautividad y la tierra obtiene sus setenta sabáticos perdidos  de una sola vez.  Entonces cuando Gabriel viene con su mensaje de setenta “sietes” todavía por venir, el “siete” debe naturalmente ser leído como refiriéndose a este ciclo de siete años de uso de la tierra.  El mesías va a venir y va a ser cortado después de 69 (7 + 62) ciclos de éstos.

¿Dónde inicia el cálculo de este lapso de tiempo?  De acuerdo con la profecía, “desde la salida del decreto para restaurar y reconstruir Jerusalén.”

Lo más probable es que ese decreto sea el emitido por el rey persa Artajerjes I, en el veinteavo año de su reinado,37 permitiendo a Nehemías su copero judío regresar a  Jerusalén como gobernador con una comisión para reconstruirla. De acuerdo con la mejor información disponible,38 esto sería 445 A.C.

El cálculo en sí debe realizarse en unidades de ciclos sabáticos en lugar de años.  El trabajo arqueológico reciente nos ha permitido localizar el inicio y fin de los ciclos sabáticos en la antigüedad.39  Encontramos que nuestro punto de partida, 445, cae en el ciclo sabático 449-442 A.C.  Por el método de conteo judío inclusivo usual, éste sería el primer ciclo sabático.  El ciclo 69vo entonces resulta ser  28-35 D.C., y “después” de este ciclo significa después de que este inicie.40

Entonces el mesías va a venir y ser cortado en el período 28-35 D.C., ¡el cual abarca exactamente el ministerio público de Jesús de Nazaret!
 


CONCLUSIONES


Como nosotros sugerimos arriba en la primera sección, las profecías bíblicas acerca del mesías indican firmemente que si el mesías ha venido, él debe ser Jesús de Nazaret.  El material que acabamos de discutir indica (1) que el mesías había de venir mientras que Judá todavía tuviera sus propios gobernantes, una situación que terminó en  44 D.C.   La profecía acerca de la mayor gloria del segundo templo al menos sugiere (2) que el mesías iba a venir mientras que el segundo templo siguiera en pie, pero este templo fue destruido por los romanos en el 70D.C.. Finalmente, la así llamada profecía de las setenta semanas de Daniel indica (3) que el mesías iba a venir y ser cortado en el ciclo sabático 28-35 D.C. .  Todas estas condiciones se ajustan a Jesús de Nazaret y difícilmente a alguien más.

Por supuesto, se puede objetar que  la Biblia es solamente la conjetura del hombre antiguo y sólo sucede accidentalmente para adaptarse a Jesús en estos puntos. Yo  sugiero que la información histórica que tenemos acerca de Jesús indica que él mismo no es un accidente, que la evidencia de su trabajo milagroso y resurrección de los muertos es sólida, 41 y que uno sería un tonto en seguir alegando un accidente cuando la evidencia sugiere que su propia cosmovisión es incorrecta.

De todos los demandantes mesiánicos que ha tenido el judaísmo, el único que ha sido considerado una figura histórica excepcional y un maestro ético (incluso por los ateos) es Jesús de Nazaret.  ¡Y él “resulta” haber conducido su corto ministerio público y fue “cortado” en el período 28-35 D.C.!  El mesías ha venido, y él es Jesús.
 

REFERENCIAS

1. Isa. 42:6-7 (NASB).  Las citas de la Escritura en este trabajo son de New American Standard Bible Nueva Biblia Americana Estándar (NASB), derechos de autor 1971 por la Fundación Lockman o de la New International Version Nueva Versión Internacional (NVI), derechos de autor 1978 por la Sociedad Bíblica Internacional.  Utilizada con permiso.

2. Isa 49:5-6 (NASB).

3. Estadísticas de David B. Barrett, World Christian Encyclopedia Enciclopedia Cristiana Mundial (Nairobi, Oxford y Nueva York: Oxford University Press, 1982), pp.  4, 6.

4. Ibid.

5. Miqueas 5:2 (NIV).

6. Isa. 9:6-7 (NIV).

7. Publicación de la Sociedad Judía Las Sagradas Escrituras conforme al Texto Masorético Holy Scriptures According to the Masoretic Text (1971, 1945) translitera los títulos en el texto como un nombre propio gigante, relegando la traducción a una nota de pie donde se maneja como una oración refiriéndose a Dios más que al mesías.  The New English Bible (1970) La Nueva Biblia Inglesa traduce  el segundo título como “en batalla similar a Dios,” aunque en todo el resto de lugares la frase siempre se traduce como “Dios Todopoderoso.”

8. Dan. 7:13-14 (NIV).

9. Zac. 9:9 (NIV).

10. Babylonian Talmud, Talmud Babilónico Sanedrín 98a.

11. Ibid.

12. Véase, por ejemplo, Salmo 22.

13.Véase  Jewish Encyclopedia Enciclopedia judía  (1901-06), 8:511-512; Encyclopaedia Judaica Enciclopedia judaica  (1971-72), 11:1411.

14. Zac. 12:10.

15. 2 Cron. 26:16-21.

16. Manual de Disciplina 9.10; Testamento de Leví 18:16; Testamento de Judá 24:9.

17. Sal. 110:2 (NIV).

18. Sal. 110:4 (NIV).

19. Sal. 110:6 (NIV).

20. Gen. 14:18-20.

21. Heb. 4:14-5:10; 7:1-10:18.

22. Heb. 1:8; Rev. 19:11-16.

23. Gen. 49:10 (NIV).  Para mayor discusión de estas paradojas del AT, véase Robert C. Newman, ed., The Evidence of Prophecy La Evidencia de la Profecía (Hatfield, PA: IBRI, 1988), cap. 9.

24. Hageo. 2:3-9 (NIV).

25. 1 Sam. 9:20; Dan. 9:23; 11:37.

26. 2 Cron. 20:25; 32:27.

27. Ex. 40:34-35; 1 Kings 8:10-11.

28. Sal. 49:16-20.

29. Véase, por ejemplo, Zac. 6:12; 9:9; 12:10.

30. Ex. 40:34.

31. 1 Reyes 8:10.

32. Juan 1:14, 17-18.

33. Dan. 9:25-26 (NIV).  Material entre paréntesis provisto por el autor.

34. Jer. 25:11-12; 29:10.

35. Lev. 26:33-35 (NIV).

36. Lev. 25:1-7.

37. Neh. 2:1-9.

38. Jack Finegan, Handboook of Biblical Chronology Manual de Cronología Bíblica (Princeton: Princeton University Press, 1964), sect. 336.

39. Ben Zion Wacholder, ``The Calendar of Sabbatical Cycles During the Second Temple and the Early Rabbinic Period,'' El Calendario de ciclos Sabáticos durante el período del Segundo templo  y rabínico temprano Hebrew Union College Annual 44 (1973), 153-196.

40. El método de conteo inclusivo toma como la primera unidad de tiempo la unidad que contiene el punto de partida.  La frase “después de  n unidades” significa después de que la enésima unidad ha comenzado.  Note que este uso también ocurre en los evangelios, donde “en el tercer día” y “después de tres días” son equivalentes.  Para más detalles, véase Newman, Evidence of Prophecy, Evidencia de la Profecía  cap. 10.
 
 41. Sobre la evidencia para la resurrección de Jesús, véase John Warwick Montgomery, History and Christianity Historia y Cristianismo (Downers Grove, IL : InterVarsity, 1971); John Wenham, The Easter Enigma El Enigma de la Pascua (Grand Rapids : Academie, 1984); y Gary Habermas and Antony Flew, Did Jesus Rise from the Dead? ¿Resucito Jesús de entre los Muertos? (San Francisco : Harper and Row, 1987).